Durante un tiempo, el actual Valle del Ebro estuvo inundado por un gran lago. Cuando el río Ebro horadó la cordillera Litoral Catalana, el lago se secó y sólo quedaron unas lagunas en las depresiones, sin drenaje, alimentadas sólo por agua de lluvia, donde la intensa evaporación dió lugar a un fuerte aumento en la concentración de sales. Es así como se formaron la laguna de Navaridas, las cubetas de Elciego y Oyón y, en Laguardia, las lagunas de 'Carralogroño' y 'Carravalseca'.
La imposibilidad de poder drenar sus aguas hacia el exterior, y su importante significado como refugio de una flora interesante, es el motivo por el que en la actualidad están declaradas como Biotopos Protegidos.
La vegetación en estas zonas encharcadas es el juncal (juncus maritimus), y en las márgenes de las acequias aparece el 'carrizo' o cañas (arundo pini).
A partir de la falda de la sierra surgen los robles y encinares, los enebros, el boj y el madroño. Los terrenos llecos son envueltos por el suave perfume del tomillo, espliego, romero y salvia. En la zona más alta domina la retama.
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